viernes, 8 de enero de 2016

HISTORIA Y SIMBOLISMO DE LA UNIVERSIDAD DE CHUQUISACA (4)

CAPITULO 4
 EL CAMBIO DE DINASTÍA

El cambio de dinastía en España a principios del siglo XVIII determino también un cambio en la política de la corona, fue orientado hacia un régimen absolutista y centralizado. El absolutismo surgió en el ambiente protestante, luego asumido en Francia por Luis XIV y traspasado a España con los reyes Borbones, rodeaba a la autoridad de los reyes de una áurea sacra, la cual traspasaba toda soberanía civil o autoridad suprema de la esfera, y consideraba a la monarquía como la única forma perfecta y legítima de gobierno. En  esa figura el Rey que se arrogaba poderes absolutos  incuestionables por sus súbditos, rompió en el mundo hispánico el vínculo con la tradición escolástica que daba al pueblo un rol central en la participación política. (32)
Carlos III, rodeado de ministros y cortesanos fervientes cultores de la ilustración (algunos manifiestamente antirreligiosos), el absolutismo regio adquirió la impronta y el carácter que éstos le marcaron en las reformas que se hicieron para modernizar la monarquía. No es un secreto que entonces se veía a la Compañía de Jesús y su influencia en todos los estamentos sociales, como un freno a sus iniciativas de cambio.
Sin expresar la causa verdadera, simplemente propias de un espíritu despótico “movido por razones de gran peso, en la conciencia y en la obligación de mantener la obediencia, la paz y la justicia en su pueblo y por muchas razones, justa y exigentes que él guardaba en su real pecho” (31) Carlos III expulsó de todos sus dominios a los miembros de la Compañía de Jesús.
Los expulsos de La Plata
Obedeciendo la pragmática sanción de su Majestad el Presidente de la Audiencia de Charcas Victorino Martínez de Tineo, a las cinco de la mañana del 18 de Agosto de 1767, procedió a aplicar las órdenes hasta entonces mantenidas en el más absoluto secreto. Los padres y hermanos de ambos colegios fueron arrestados en la casa de ejercicios del Colegio Grande. La partida de los jesuitas de los colegios de Chuquisaca fue prevista para el día siguiente con el  arresto a las cinco de la mañana. Como no se tenía previsión de alimentos  para el viaje, tomando en cuenta la cantidad de los expulsos y los soldados que los custodiarían, las autoridades tomaron  y embargaron las acémilas y los comestibles de los
pobres viajeros que tuvieron la mala suerte de ingresar a la ciudad ese mismo día.
En la ciudad, el Rector del Colegio de San Juan  Bautista y el Procurador del Colegio de Santiago, quedaron arrestados en un convento, mientras terminaban de entregar inventarios y papeles.
A pesar de las órdenes que prohibían bajo severos castigos a los habitantes de La Plata salir a las puertas o ventanas, las personas acudieron a los balcones de las casas para despedir a los padres entre gritos y lágrimas. Mayor fue el “tropel” del pueblo que los siguió por las calles. Ante la consternación expresada al principio en suspiros, luego en lágrima y con alaridos, el tumulto popular estallo en un motín.

Fig. 12 Cédula Real de 27 de febrero de 1767, firmada por el Rey Carlos III
Archivos ABNB Sucre
El comandante de caballería tuvo que  aplicar  la violencia sin consideración de sexo o edad, dando golpes de alfanje y espadas. El cortejo que conducía a los padres como reos, a pesar de la agitación no se detuvo en su marcha. Seis millas duró la inquietud y el griterío, hasta que el pueblo cansado del polvo y de las hostilidades de los soldados se despidió de los padres. (33; 34)
Después de la trágica despedida por parte de la población de La Plata, los jesuitas tuvieron que padecer el viaje que los llevó a Oruro como víctimas del exceso de celo, o mejor dicho del resentimiento, de su conductor.
Los soldados de la escolta ante la necesidad iban desertando, poco a poco durante la noche, no sin robar antes las mínimas pertenecías de los conducidos.
La mayor parte de viaje lo realizaron por lugares despoblados, sin consideración a los padres ancianos, pernoctaron al raso, precisamente en los días propios de la estación invernal. (35)
Cuando llegaron a Oruro, el Corregidor de la Villa, Juan Leonardo se enteró del comportamiento inhumano del conductor, ordenó sobre él un castigo y trató de brindar un trato humano a los jesuitas, alojándolos en el convento de Santo Domingo.
De Oruro continuaron el viaje a Tacna, donde tenían que esperar la embarcación que los conduciría al puerto del Callao.
En Tacna, se encontraron 70 jesuitas, casi todos miembros de las casas del distrito de Charcas. La espera duró alrededor de dos meses y medio donde por última vez, recibieron un buen tratamiento de las autoridades. Al llegar a Lima conocieron un trato radical. El Virrey prohibió la comunicación entre los jesuitas que llegaron de Charcas con los arrestados de Lima. Estos partieron en el barco llamado El Peruano, el mismo día en que llegaron a puerto los del La Sagrada Familia, los cuales partieron hacia Lima en las mismas calesas que horas antes transportaron a los primeros.
Los jesuitas que llegaron del resto de los Colegios de la Provincia, fueron depositados en la Casa Profesa de la Compañía.
Allí el hacinamiento y la incomodidad hicieron que se viva en condiciones muy difíciles. La guardia de estrictos centinelas impidió toda comunicación con el exterior, donde familiares de los jesuitas trataron de saber algo de ellos.
El mismo Virrey, que se esmeró en difamar a los jesuitas por una parte, por otra aseguraba a los familiares y vecinos notables de Lima que los arrestados estaban atendidos espléndidamente, hacía las veces de vigilante y organizó desfiles espectaculares por la ciudad para publicar el decreto de Expulsión.
Sin embargo, las familias y otras personas amigas se dieron modos de hacer llegar provisiones y socorros para los detenidos.
El día 12 de Marzo de 1768 embarcaron a 162 expulsos en el destartalado navío Santa Bárbara con capacidad sólo para  60 pasajeros, manejado por una indisciplinada tripulación, con insuficientes provisiones y reservas de agua.
En los seis meses que duró el viaje a través de la ruta del sur, por el Cabo de Hornos, el trato a los padres fue soez y hasta cruel con los  enfermos y ancianos.
Al pasar por Valparaíso el olor de la nave ya era irrespirable y los  alimentos estaban  putrefactos.
Una vez que cruzaron el Cabo de Hornos no dejaron de padecer tempestades y estuvieron a punto de naufragar. El 29 de agosto arribaron a Cádiz, el hermano Juan Santiago de los Ríos, del Colegio de Chuquisaca, murió de hambre y debilidad, Fueron arrestados en el Puerto de Santa María, donde fallecieron el Hermano José Ignacio Pajares del Colegio de Cochabamba y el padre Juan Andrés Leoncini del Colegio de Potosí.
En esa  ciudad puerto los jesuitas del Perú fueron repartidos como prisioneros en distintos conventos, tuvieron que esperar  hasta el 12 de Marzo de 1769, para embarcarse  en una urca sueca rumbo al puerto Especie y ahí terminar su exilio en el Ducado de Ferrara.
Cuando llegaron a Cádiz, corrió la noticia del que el Rey concedería la gracia de volverlos a América  a los nacidos en el continente y firmen sus dimisorias como miembros de la Compañía de Jesús y con el apoyo real lograrían  ante la Santa Sede la anulación  de sus votos. No fue verdad, esto provocó un cisma doloroso en el grupo de religiosos que hasta entonces se había mantenido unido en su infortunio.
A partir de la expulsión, la Universidad padeció un verdadero trauma institucional que afecto a la vida intelectual de toda la sociedad. Hasta entonces se había gobernado con la autoridad exclusiva de la Compañía de Jesús que procuraba su gestión académica y gestionaba su propio sostenimiento económico.
Desaparecidos los padres jesuitas y secuestrados todos sus bienes, entraron en pugna el  arzobispo en su  condición  del Canciller de la Universidad y la Audiencia en cuanto que  tenía la autoridad delegada del Patronato Real.
La Universidad pasó a depender del Arzobispo don Miguel de Argandoña Pastén y Salazar,  también del Cabildo Metropolitano. (36)
La Presión de las autoridades civiles pregonaba que se aplique la consigna de la Monarquía de erradicar en todas las instituciones los resabios de “jesuitismo”, calificándolo de laxista.
Así, al obsecuente Arcediano de la Catedral y Rector de la  Universidad (1784-1785)  don Gregorio Olaso se atribuía ante Carlos III el mérito de haber arrancado todo rastro de enseñanza jesuítica. Sin embargo era
evidente que, sea por fidelidad o sea inercia, el modo, la forma y el fundamento se mantenían dentro del cuño de la Compañía.
Durante mucho,  tiempo el esquema escolástico tomista y suarista de San Francisco Javier, perduró a pesar de las reformas. Las evidencias mostraron que fueron vanos los empeños reformadores. A principios del siglo XIX en La Plata aún quedaba toda una generación de  intelectuales ejerciendo su enseñanza y su práctica  forense. Además, las obras de Suárez, junto con las de Santo Tomás, se encontraban en todas las bibliotecas de oidores, eclesiásticos, abogados, catedráticos y otros personajes letrados de fines del siglo XVIII y Principios del Siglo XIX.
Estas mismas bibliotecas se fueron enriqueciendo con libros del pensamiento ilustrado enciclopedista, tanto español como francés, que fueron inyectando nuevos conceptos de ideología liberal de lo que significa patria, libertad, igualdad, fraternidad, y la democracia.
Es así que en los escritos, cartas, manifiestos y otras fuentes documentales, directas o indirectas, de los primeros tiempos de la insurgencia independentista muestran la elaboración de pensamiento filosófico político, basado inequívocamente en las  fuentes suaristas donde se cuestionaron  los dogmas que imponía el absolutismo monárquico.(37)
Esa producción se argumentó en base a la  necesidad y el derecho de que los habitantes de estos territorios puedan acceder a conducir autonómicamente  o, si se quiere ir más radicalmente, conducir sus propios destinos por medio de su propio gobierno.
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32 Salrach Josep M. La crisis y el cambio de dinastía ver:  http://www.artehistoria.jcyl.es/v2/contextos/6269.htm
33 Querejazu Calvo R. Historia de Chuquisaca Ibídem pág. 198
34 Baptista M. Javier Expulsión de los Jesuitas http://javierbaptista.blogspot.com/2008/02/la-expulsin-de-los-jesuitas.html
35 M de la Paz González Rodríguez. La Universidad de San Francisco Xavier de Chuquisaca (Alto Perú) Bibliografía crítica y estado de cuestión publicado enhttp://dspace.uah.es/dspace/bitstream/handle/10017/5866/La%20Universidad% 36 Damos una idea general de la expulsión de los jesuitas, con lo que concluyo la primera etapa y la más floreciente de la instrucción pública de Charcas citado enhttp://200.87.17.235/bvic/Captura/upload/UniXavi7.pdf
37 
M de la Paz González Rodríguez  Ibídem


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